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Mostrando entradas de marzo, 2014

La Europa actual

Teresa Barro La Europa actual ya se parece mucho a la de antes de la Unión Europea. Parecía que se había conseguido una especie de uniformidad aguada, con una Alemania sin aspiraciones de dominio y una Rusia desaparecida del mapa y sin poder. Pero la Unión Europea fue siempre, desde su inicio, un proyecto de imperio en el continente europeo a las órdenes del poder hegemónico de nuestros días desde otro continente. El objetivo de la creación de la Unión Europea fue siempre político, a pesar de que al principio   se presentó como unión económica. Y eso es lo que la llevó al fracaso inexorable, porque no se puede sacrificar hasta ese punto la economía a la política. Las uniones políticas, como las que se forman cuando varios estados se federan, suelen tener como base intereses económicos en común, lo contrario de lo que ocurría en Europa, donde los intereses económicos eran divergentes. Desde el punto de vista económico estaba claro que nunca podría haber unión ni uniformidad ni

Idiomas extranjeros

Teresa Barro Pueden tomarse muchas actitudes distintas frente a la necesidad o no de aprender idiomas extranjeros, pero la de los habitantes de España es casi siempre exagerada en un sentido o en el otro: o la de que no hacen falta para nada porque el español es lengua universal y se puede andar por todo el mundo hablándolo, o la que está en boga en estos momentos, que es la de que hay que aprender inglés porque hace falta para todo, y ya desde que se nace o poco menos. Si se les preguntase qué idioma preferirían hablar es muy probable que optasen por abandonar el español en favor del inglés, que les parecería más ¨útil¨. De hecho, si el español tiene alguna fuerza en estos momentos es gracias a los países latinoamericanos, no a España, que lo dejaría ir como dejó ir tantas cosas. Detrás de todo ello hay credulidad y falta de entendimiento de cómo funcionan y para qué sirven las lenguas, la propia o propias incluidas. Es una fantasía creer que se puede llegar sin gran dificult

El despido de los políticos

Teresa Barro No debiera permitirse que el derecho al despido se practique sólo de arriba abajo y se despida únicamente a los empleados y los trabajadores. Habría que practicar el derecho a despedir a los   políticos y gobernantes que no cumplen lo prometido y no hacen lo que dicen. Quienes sostienen y pagan a los gobernantes son los contribuyentes, y es una burla que los que gobiernan se conviertan en elites y puedan entregar a quien quieran el poder de recortar, despedir y dejar sin trabajo a los que les pagan a ellos.   Es un atraso que los que forman parte del gobierno de una nación puedan hacer lo que quieran, una vez ¨elegidos democráticamente¨.   La práctica de la democracia no debiera acabar en unas elecciones a partir de las cuales los elegidos pueden con impunidad demostrar incompetencia, tiranía, frialdad e indiferencia. Las elites dan un aire ¨religioso¨ a las constituciones y a las elecciones y las convierten en sacrosantas para que haya apariencia de democracia cuando