¿Cristianismo, o patriarquismo disfrazado de religión?
Dado lo mucho que
se invoca el cristianismo para influir en la política y decidir el modo de
organizar la sociedad y regir las naciones, habría que preguntar, tanto
pensando en los creyentes como en los que no lo son, si lo que se presenta como moral y bueno por
ser cristiano tiene alguna base o si es un gran engaño para imponer dominio y
opresión. ¿Son cristianas la ideas sobre
las mujeres y la familia que se propagan en nombre del cristianismo? ¿Hay algo en el cristianismo que pueda llevar
a defender y afianzar el sistema autoritario y jerárquico que impuso la
sumisión de las mujeres y los hijos a la autoridad divina del varón-patriarca y
con ello mutiló el potencial humano e hizo del mundo una cárcel para todos? ¿O
lo que sucedió fue que los hablaron en nombre del cristianismo lo tergiversaron
para adaptarlo al modelo patriarcal? Créase
o no en el relato bíblico de la vida de Cristo y de lo que hizo y dijo, todo
apunta a que un mensaje contrario a la dominación y el poderío fue interpretado
con intención maniobrera y falseado para reforzar el patriarcado.
En la manera en
que nace Cristo y en todo lo que hace después parece haber un fuerte empeño en no
seguir el modelo patriarcal. Las iglesias presentaron su nacimiento en un
pesebre y en un lugar extraño, fuera del hogar, como lección de pobreza y
humildad, y el que hubiese nacido de una mujer virgen como prueba de que las
mujeres corrientes eran impuras y de mala calidad. Pero lo más notable del
relato es que Cristo nace en una familia sin padre humano, sin patriarca, por
tanto, y, en la interpretación católica, de una mujer virgen y sin pecado
original, lo que significa que sería como la mujer creada al principio, sin ninguna
propensión a dejarse dominar por los hombres ni a adaptarse a lo que ellos
quisiesen.
En la
interpretación que hicieron las iglesias, el que la madre de Cristo apareciese
como una mujer virgen sirvió para recalcar que las demás mujeres eran impuras, deficientes
e inferiores, pero, aun así, la virginidad de María suscitó gran incomodidad,
hasta tal punto que las iglesias protestantes en general no lo admitieron. En
el patriarcado la virginidad de las mujeres solo tiene valor mercantil, es para
que el varón pueda adquirir una propiedad intacta o para que los sádicos
disfruten destruyéndola a la fuerza. El destino indiscutible de la mujer en el
sistema es vivir subordinada a los hombres, ser madre y entregar los hijos a la
familia. El concepto de virginidad eterna en la mujer es inaceptable por lo que
supone de capacidad de elegir y de desvincularse del sistema. El cristianismo
rechazó como pagana la tradición que había en otras religiones de una
virginidad eterna que permitía la realización de una feminidad independiente y
gozosa. Dos de las diosas más admiradas y poderosas de la religión griega, Atenea
y Artemisa, eran vírgenes que eligieron vivir sin hombre y sin hijos y dedicar
la potencia de la energía femenina a otras tareas. Las iglesias cristianas
hicieron lo posible por olvidar la fuerza e independencia que suponía la
virginidad eterna de la madre de Cristo e insistieron en presentarla como esposa
y madre corriente, cumplidora del rol subordinado y apagado que le
correspondía. Cristo nace sin padre humano, con una madre virgen que no se
atiene a la norma patriarcal, y fuera de la casa y la Familia, sin el injusto
festejo que le correspondería como hijo varón nacido en la típica familia del
patriarcado.
Se interpretó el
que Cristo fuese varón como demostración de la superioridad nata del hombre y
como mandato implícito de que las iglesias cristianas tendrían que estar
regidas por varones. Pero todo parece indicar que Cristo, en su primera venida
al mundo, quiso dedicarse a enseñar y, si hubiese sido mujer, no se lo habrían
permitido. No habría podido hablar en las sinagogas y en los templos, como
parece que hizo desde muy temprano, y mucho menos salir en los últimos años de
su vida a enseñar a los que quisieran escuchar. Si una mujer hubiese salido de
su casa a andar por los caminos y hablar con todos, la hubiesen tachado de
prostituta y violado, apedreado y matado. Si a él, siendo varón, le reprochaban
que no siguiese al pie de la letra lo que estaba escrito en los libros sagrados
y se apartase de las interpretaciones habituales, a una mujer ni la hubieran
dejado abrir la boca. Las iglesias cristianas hicieron todo lo posible por
tapar que parecen haberlo acompañado mujeres y hombres, pero, de no haberlo
tapado, habrían insistido en que las mujeres iban para cocinar y lavarles la
ropa a los varones. Que las mujeres tenían el mismo rango y cometido que los
hombres debería haber quedado demostrado en que lo último que dijo antes de
morir fue que dejaba a la cabeza de la nueva iglesia a una mujer, su madre. Las
iglesias cristianas nunca lo aceptaron y difundieron la burda interpretación de
que un Cristo que estaba agonizando había pedido a uno de los discípulos que se
encargase de su madre y la cuidase, cuando es de suponer que, si eso le hubiese
preocupado, habría tomado medidas mucho antes sin esperar al último momento.
Otro episodio de
la vida de Cristo que las iglesias cristianas encontraron muy incómodo e
imposible de encajar en las normas patriarcales fue el de un Cristo muy joven, aún
niño o adolescente, al que en un viaje sus padres pierden y buscan angustiados
hasta que lo encuentran sentado entre los maestros en el templo, escuchando y
haciendo preguntas. Cuando le reprochan el susto que les hizo pasar al no ir
con toda la comitiva, él contesta que las cosas del espíritu son más
importantes que el ¨estar en familia¨. Una de las principales columnas del
sistema patriarcal es la doctrina de la piedad filial, según la cual los hijos
deben sumisión y agradecimiento eterno a los padres, con lo que ya se inserta
desde el principio de la vida la idea de obediencia a las autoridades y se
mutilan los derechos y la personalidad de los que nacen. Además, en el
patriarcado es la Familia como institución lo que cuenta, no sus integrantes.
La Familia es el ídolo al que hay que sacrificar todo. Los hijos nacen para los
padres y para dar continuidad a la Familia, con lo que también desde el
principio se rebaja el potencial humano al exigir el sacrificio de la libertad,
la individualidad y la creatividad. Cristo no acepta el rol de buen hijo y
amante de la Familia y afirma que el espíritu es lo más importante. Las
iglesias presentaron ese episodio como una aberración momentánea, un lapso
juvenil de un Cristo que, según ellas, después se arrepiente y obedece a sus
padres como está mandado. Las iglesias usaron lo de ¨honrar padre y madre¨ para
fortalecer la piedad filial propia del patriarcado afirmando que era un mandato
de obedecer a los padres, a las autoridades, cuando lo único que puede
significar es que hay que honrar a la humanidad, para lo cual hay que amar el
espíritu y seguir sus reglas, aun en contra de las reglas humanas.
La llamada
familia cristiana responde al mismo modelo que la confuciana, la musulmana o
cualquier otra: es el modelo de familia patriarcal que infunde injusticia y desalienta
el potencial humano. El cristianismo tendría que haberse separado de un sistema
que ahoga el espíritu, pero lo que se llamó cristianismo fue patriarquismo
disfrazado de religión.
Febrero de 2019
Como sempre tes razón! Magnífico artigo, un ensaio
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