La mala enseñanza de los idiomas en España

Teresa Barro

La enseñanza de los idiomas en España está basada en una serie de ideas erradas que se fueron acumulando con el tiempo y llevaron a un enfoque equivocado y dogmático que no deja aprenderlos. Se cree que las lenguas ¨se pegan¨ y que por tanto la ¨inmersión¨ en una lengua, yendo a un país en el que se hable o yendo a una clase de inmersión, garantizará que se pase a hablarla y ¨dominarla¨ como los que nacieron en ella. Hace muchos años que se comprobó que no era así, que la lengua que aprendemos desde que nacemos, nuestra propia lengua, no se nos pega, sino que nos la enseñan y la aprendemos en un proceso largo en el que primero se escucha y después se practica y que, si a un niño no se la enseñan, lo más probable es que no la aprenda por muy ¨inmerso¨ que esté en ella. No es un proceso pasivo y requiere esfuerzo, voluntad y querer aprenderla.

Esto se tiene en cuenta en los métodos más modernos de aprendizaje de idiomas, en los que se imita lo más posible el proceso de aprendizaje de la lengua propia, con el grado de repetición de sonidos, frases, entonación, lectura y ampliación de vocabulario que es preciso para adentrarla en la mente, y que nada tiene que ver con la enseñanza anticuada e inútil de reglas gramaticales que luego no se saben aplicar en la práctica y de memorización de un ¨vocabulario¨ de palabras sueltas y sin contexto de las que se dice que son ¨igual a¨ otras palabras en español. Esto imbuye automatismo e impide el entendimiento y el aprendizaje de un idioma extranjero, porque hace creer que se puede pasar de un idioma a otro sin problema con tal de saber la palabra ¨igual¨, que casi nunca lo es. Lo que es peor, ni siquiera en ese vocabulario de palabras ¨igual a¨ otras se corrigen los errores que vienen de muchos años atrás, iniciados quizá por los primeros que escribieron libros de texto o manuales de enseñanza de inglés. Se sigue estudiando, como hace sesenta años o más, que then igual a ¨entonces¨, quite igual a ¨bastante¨ , while  igual a ¨mientras, mientras que¨ y otros disparates que conducen a errores gravísimos a la hora de traducir, porque son palabras que tienen otras acepciones además de esas. Es evidente que los que escriben los libros de ¨inglés¨ copian los unos de los otros y ni siquiera se cercioran de la exactitud de lo que afirman.

Otro de los grandes errores, muy en boga en la España de hoy, es el de creer que un idioma se aprende mejor si se estudia algo, una asignatura que no sea la del propio idioma, en él. Cierto que, para quien vaya al extranjero a practicar el idioma, será un ejercicio excelente que aprenda otras materias en ese idioma y no se limite a la clase de inglés, pero eso no quiere decir que enseñar otras asignaturas y materias en inglés, por ejemplo, ayude a aprender el idioma, porque la pregunta fundamental es: ¿quién está en condiciones de enseñar en inglés? Sólo podría hacerlo alguien de lengua inglesa que fuese además profesor o profesora de esa materia.   


Enero de 2014

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