La economía no podrá funcionar
Teresa Barro
Aunque se quiere
hacer creer que habrá salida de la crisis económica o que ya se está saliendo,
lo que se está haciendo es abrir camino para que venga otra. A las elites
económicas y políticas nos les afectan las crisis económicas, al contrario, les va bien con ellas: ganan sueldos cada vez
más fabulosos por mostrar incompetencia, consiguieron atemorizar a todo el
mundo y poner fuera del alcance de la mayoría los bienes materiales y
espirituales y, en todo caso, el estado del mundo y de las naciones no les
preocupa porque sólo piensan en su propia carrera y en situarse en las alturas
donde nadie les toque.
En el sistema
económico que se impuso hay varios puntos clave que son dogmas sin el menor
sentido. Uno de ellos es el dogma del desarrollo continuo y cada vez mayor.
Ningún país tendría por qué entrar en esa carrera sin fin y sin ninguna base
lógica. Eso sólo funciona para las grandes multinacionales que hacen dinero
rápido aprovechando la corriente del ¨desarrollo¨ y después dejan abandonado el
país desarrollado para marchar a otros en los que puedan seguir en esa
corriente.
Todo país debiera
tener el derecho a decidir si quiere ¨desarrollarse¨ o no en cada momento, en
vez de tener que entrar en esa liga disparatada de colocación y rango económico
de las naciones que fue en gran parte lo que trajo la crisis económica y
llevará siempre a la deuda cada vez mayor, al empobrecimiento de todos menos de
las elites del sistema, a que el dinero no valga nada y a tener que tapar el
mal funcionamiento de la economía con quantitative
easing, esa ¨flexibilización cuantitativa¨ que están usando los bancos
centrales e ¨independientes¨ del sistema globalizado para mantener la
apariencia de desarrollo y prosperidad con la fabricación artificial de dinero.
Los tipos de interés bajísimos son otro de los elementos que harán que la
economía siga funcionando cada vez peor y que no haya dinero para la seguridad
social, el empleo o las pensiones, porque, al tiempo que deprecian la moneda,
hacen que suba la propiedad inmobiliaria muy cara. Y eso es lo que quieren las
elites mundiales, que, para estar a salvo de la catástrofe económica, están
comprando los mejores inmuebles en las principales ciudades del mundo.
Noviembre de 2013
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