Espías, guerras y dinero
Teresa Barro
Si la inmensa
cantidad de dinero de los contribuyentes que se dedica al espionaje y a la
compra y venta de armas se dedicase a tareas más apropiadas, el mundo dejaría
de estar siempre en pie de guerra y en manos de las elites que se aprovechan de
ello.
A nivel
internacional habría que exigir que se adoptase una conducta más civilizada, la
que se adoptó a nivel nacional en muchos países y hace que no tengamos que andar
armados ni espiándonos los unos a los otros. Son las elites las que promueven
que todo se centre en el secreteo, el espionaje y las guerras, porque eso fue
siempre para ellas fuente incomparable de poder y riqueza. 
El espionaje no
es más que cotilleo, enredo, insidia, patraña, bulo y engaño enaltecido y sublimado
y, como el cotilleo, nunca sirvió para nada bueno, porque no puede ofrecer
información profunda y veraz. Sólo sirve para intrigar y manipular. Si ya es
difícil interpretar la vida propia y la de las personas más allegadas, mucho
más lo es interpretar los datos que puedan recoger los espías. Y, aun en el
caso de que se interpretasen bien, nada garantizaría que se fuese a hacer buen
uso de la información adquirida. 
Dicen algunos historiadores que la Gran
Bretaña perdió lo que era su colonia de Singapur porque, a pesar de que el
servicio de inteligencia británico sabía quiénes estaban entregando todos los
datos a los japoneses, el gobierno de Churchill 
permitió que uno de esos espías siguiese haciéndolo porque era de buena
clase social, por lo que, llegado el momento, los japoneses estaban al tanto de
todo lo que iban a hacer los ingleses y pudieron derrotarlos. Y en la más
reciente guerra de Irak hubo un enorme fallo de inteligencia debido a que eran
muchos los espías burocráticos capaces de recoger datos, pero faltaban espías
¨de los de antes¨, personas con buen conocimiento del país y sus lenguas y
capaces de analizar e interpretar la realidad a fondo.
El espionaje,
como el chisme, lleva a la opinión superficial y casi siempre equivocada. Sólo
vale para infundir miedo, esparcir opiniones erradas,  manipular la información y crear un mundo que
funciona como un gran estado policíaco en el que se vigila y enreda para dominar,
infantilizar y privar de libertad.
Noviembre de 2013
Comentarios
Publicar un comentario