Izquierda y europeísmo
Teresa Barro
Hay interés en
transmitir la idea de que el de que el anti europeísmo es de derechas, o más
bien de extrema derecha, y el europeísmo de izquierdas.
No hay nada en el
anti europeísmo que lo haga en principio de derechas. Los que no creen en la
Unión Europea tienen que acudir a los partidos de derecha porque la izquierda
no ofrece nada en ese sentido y ni siquiera parece querer plantearse el asunto,
quizá por temor a sus propias incoherencias de pensamiento y acción.
¿Por qué la
izquierda es tan partidaria de la Unión Europea? ¿Es porque no cree, o no debe
creer, en los nacionalismos y se declara internacional por principio? Pero la Unión
Europea, creada para ser supranacional, es lo menos internacional que pueda haber. Y el
entusiasmo por una entidad supranacional destinada a actuar como un imperio a
las órdenes del poder hegemónico de nuestros días no concuerda con la postura
anti ¨yanqui¨ y anti imperialista que suele adoptar la izquierda europea
convencional.
La cuestión de la
emigración va en estos momentos en ese mismo paquete ideológico, pero habría
que plantearla con la complejidad que merece. La cuestión de fondo, ahora y
siempre, es la de si debiera ser un derecho humano indiscutible el de poder
andar por un mundo abierto, y si las naciones tienen derecho a cerrarse y no
dejar entrar a los que no nacieron en ellas. La nación-fortaleza es
relativamente nueva en la historia y nada hay que impida que pueda haber
movimiento libre entre las distintas naciones y en todo el mundo si así se
decide. Si se hiciese, tal vez se descubriría, como con el estado de bienestar,
que los beneficios serían mayores que las desventajas o los posibles abusos y
que estaría en el interés de todos evitar en todo el mundo las condiciones que llevan
a la emigración en masa.
La UE cerró las
puertas a la emigración de fuera de ella, en detrimento de los lazos que la
mayoría de los países integrantes tenían con sus antiguas colonias en otros
continentes, y actuó con dureza y crueldad con los que querían entrar en ella.
Es fácil imaginar lo que diría la silenciosa izquierda europea si eso ocurriera
en lugares más lejanos que no tocan a sus intereses inmediatos.
Octubre de 2013
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