España no eligió cómo vivir

Teresa Barro

El régimen cruel y tiránico que se instauró en España con los reyes ¨católicos¨ y la Inquisición hizo que los habitantes del país viviesen encarcelados en una ideología y un modo de vivir que no dejó más camino que el impuesto por la fuerza y la costumbre. Eso creó una enorme pasividad y un dejarse ir en la corriente que marcaban los demás creyendo que no podía haber otra.
La guerra civil y el régimen de Franco ahondaron aún más la pasividad, la falta de confianza en sí mismos y el malestar de los habitantes de España, sometidos a una pésima educación y a unos medios de comunicación que, al igual que la enseñanza, ofrecían descripciones  tendenciosas con las que parecía que transmitían conocimiento, cuando lo que hacían era contribuir a la falta de pensamiento y a la mala formación intelectual.
A los habitantes de España se les hizo creer que sólo sabían matarse los unos a los otros en guerras civiles absurdas, y que eran ingobernables y por eso necesitaban mano dura y dictadores que pusiesen orden en el país. Asentó así cada vez más el dejarse llevar por quien quisiese tomar las riendas y dictase lo que había que hacer.
El paso a la ¨democracia¨ después de la muerte de Franco fue dirigido desde dentro y desde fuera para que todo siguiera igual con otra apariencia. Un país manso y desconcertado, deprimido, fácil de manejar, acostumbrado a aguantar y a creer todo lo que le decían y sin saber lo que quería era ideal para los que mandaban en el ámbito internacional: España se dejaría engañar, como siempre, y haría lo que ellos quisieran, como siempre también. Las elites, nunca muy patriotas, tendrían el dinero y el poder que ansiaban, y los demás se dejarían arrastrar como barco sin rumbo. Se entró en la ¨democracia¨ con el miedo a otra guerra civil que los medios se encargaron de difundir, con los sueños del que está en la cárcel y cree que  la libertad le traerá todo lo que desea, confundiendo la retórica y la creencia religiosa y dogmática con la política, y sin plantearse ni por un instante, porque a nadie le convenía que ese planteamiento se hiciese, que había que organizarse y organizar el país y que sin cambiar la actitud hacia la educación y el trabajo no sería posible hacerlo.

Septiembre de 2013

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