La falta de identidad de España


Teresa Barro
La España que, según las tendenciosas versiones de la historia que se transmitieron, habría logrado grandeza gracias a la unificación realizada por los reyes católicos, fue, en los siglos que siguieron a ese reinado, un país sin sentimiento de nación y sin más identidad que la que le habían impuesto de ¨católica¨ y la que le contaban los extranjeros ¨románticos¨ que la veían distinta a los demás países europeos, precisamente porque se había quedado atrás y sin incorporarse a las corrientes renovadoras que habían ido entrando en casi todos ellos. Esa visión ¨romántica¨  que los adelantados siempre tienen de los atrasados cuando quieren encontrar en la pobreza y la ignorancia un alivio para ¨los males de la civilización¨ dio la imagen de la España llena de pasión y espontaneidad, con Cármenes y bandoleros en las remotas sierras, en posesión quizá de un sentimiento que los demás habían perdido. No era esta la visión que tenían los políticos franceses e ingleses, ni los extranjeros que la usaban para hacer negocios y explotarla, que en general la despreciaban y encontraban casi imposible razonar y entenderse con ella.
La valerosa España de la Reconquista, formada por distintos países a los que unía algo en común y capaz de hacer frente al invasor, fue sustituida por la España en la que se aplastaron las diferencias y se centralizó todo para que la única vida posible dependiese de quien ejerciese poder absoluto desde un centro artificial que no respondía ni a la historia ni al espíritu del país. La España sin visión de sí misma y desesperada por la mala vida que llevaba, pero también fanatizada por una Iglesia a la que no importaba que el país se hundiese en la miseria y la ignorancia con tal de seguir dominando, no sabía defenderse porque, falta de ideales y de identidad, no tenía una imagen coherente de sí misma. Pasados años y más años de mal gobierno, estaba dispuesta a entregarse a cualquiera que, desde aquel extranjero en teoría tan enemigo y despreciado, pudiese gobernarla mejor que lo hacían sus propios reyes y políticos. España empezó a desear que viniesen de fuera quienes fuesen, franceses, alemanes, ingleses o estadounidenses, a arreglarle los asuntos que ella no sabía o no quería arreglar. Como la habían acostumbrado a no trabajar y a no pensar, y a creer que eso era lo que estaba bien, tampoco se trabajó a sí misma y se dejó ir inerte. Y los ¨pensadores¨ salidos de la mala formación intelectual que había insertado el sistema, pensaron siguiendo las pautas de ese mismo sistema y no llegaron a más conclusión que, para acabar con la decadencia y los desastres, o hacían falta más reyes católicos y más Inquisición o, como hicieron los ¨intelectuales¨del 98, más Castilla de la que ya había.
Julio de 2013

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