La España desfasada por la censura
Teresa
Barro
La censura que se estableció en España con la
Inquisición trajo muy pronto falta de aliento y mediocridad. La creatividad
quedó ahogada. A partir de los reyes católicos imperaron en el país la asfixia
y el miedo, la desmoralización y el desaliento
El descubrimiento del Nuevo Mundo tendría que
haber estimulado la imaginación y la iniciativa, y haber facilitado la expansión física y
psíquica de España. Pero aquel mundo recién descubierto pasó a formar parte del
prohibido ¨extranjero¨ y no se le dejó entrar en la casa cerrada en que se
convirtió el país. España acabó creyendo que el mundo de fuera no era más que
un reflejo del suyo, perdió la capacidad de entender nada que no fuese su
propio sistema y quedó desfasada. No hubo ánimo ni posibilidad de incorporarse
a las corrientes que entraban en otros lugares y todo empezó a llegar tarde y
mal: el Renacimiento no tuvo brillo, el Romanticismo fue mustio y mediocre y
las Luces no iluminaron ni ilustraron.
Siglo tras siglo, aprisionada en un sistema
cerrado, España perdió fuerzas y quedó desorientada, sin saber encontrar los
caminos por los que salir de ¨los males¨ y los ¨desastres¨ que se fueron acumulando.
Vio cómo le pasaban todos por delante, pero la censura y la deficiente
formación intelectual le impidieron entender la razón de que así fuese y entró
en un decaimiento fatalista en el que osciló entre creerse superior y esperar
que los demás se rindiesen ante ella y saberse en el fondo incapacitada para
salir del desfase y ponerse a la altura debida.
Mayo de 2013
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