Contradicciones y falseamientos del catolicismo político



Teresa Barro

España a partir de los reyes católicos empezó a tener una historia incoherente y difícil de entender. Todo se hizo en nombre de una religión que se falseó. Inculcar el odio y el desprecio a los judíos en nombre de un judío evidencia ya la falta de creencia de las autoridades políticas y religiosas en la religión que predicaban. Centrar el cristianismo en la muerte de Cristo les valió para encubrir y desfigurar su vida y su persona. Afirmar que a Cristo lo habían matado los judíos sirvió para despojarlo de su identidad e inculcar racismo. Insistir en que había venido al mundo ¨para morir por nosotros¨ dejó su vida sin interés ni significado. Esa insistencia en la muerte  sirvió también  promover el ¨sacrificio¨, la ¨entrega¨, el sufrimiento y la inmolación que se quería en los fieles.
Para no ser acusado de judío o judaizante y escapar de la inmediata confiscación de bienes,  humillación pública, tortura y muerte que esa acusación desataba, había que huir de todo lo que pareciese propio de judíos. Como el trabajo y el saber pasaron a ser de judíos, hubo que demostrar que no se practicaban, lo que tuvo consecuencias que aún siguen ahora. Todo lo que fuese extranjero empezó a estar mal visto, considerado sospechoso y expulsado también del país.  España se cerró al exterior, a pesar de que el imperio tendría que haberla llevado a abrirse, y empezó a vivir con la mente blindada contra el enemigo, que era todo el que tuviese otras creencias y costumbres y no obedeciese los dictados de la Inquisición.
Para salvarse de la Inquisición había que probar limpieza de sangre y que se era ¨cristiano viejo¨. El hecho de que el cristiano más viejo de todos hubiese sido judío no les preocupó. Lo que se quería era una España pasiva, fácil de manejar, crédula, ilusa, intolerante y apartada del mundo y de la realidad, y poco a poco se consiguió. Con la interpretación que las autoridades inquisitoriales hicieron de la religión que decían defender, pasó a ser bueno todo lo que mataba el espíritu y malo todo lo que lo fomentaba.

Octubre de 2012

  

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