El autoritarismo suprimió el espíritu de España


Teresa Barro
Los que dijeron estar hablando en nombre del espíritu fueron los que lo suprimieron. Propagaron la idea de que el espíritu era algo etéreo que no tenía nada que ver con este mundo, y con ello se aseguraron de que quedase fuera de juego y no estorbase el mando y sometimiento que querían. Esto tuvo inmensas consecuencias para España. La convirtió en ¨cuerpo¨ sin mente, en una masa corporal fácil de manejar y de esclavizar, o por las malas, con maltrato, miseria, injusticia, torturas, matanzas y guerras, o por las buenas, drogándola y haciéndola adicta a lo que quieran los que la manejan.
El autoritarismo mata el espíritu y, por tanto, el impulso creador. El ser humano quiere crear, y eso es lo único que puede darle contento. Ser solo ¨cuerpo¨ lo lleva a la depresión y a pasar por la vida sintiéndose inútil. Pero el espíritu necesita cambio, separación, divergencia, heterogeneidad, ir más allá de lo que ya hay, dificultad, oposición y transgresión y eso es lo que no admite el autoritarismo, que lo que quiere es imitación, unidad, uniformidad y que nadie se salga de lo mandado ni aspire a ir más allá. Por eso se anuló valiéndose precisamente de la religión, que era la que debía haber enseñado a cultivarlo.
Agosto de 2012

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