Delincuencia premiada y delincuencia castigada
Teresa
Barro
La ideología
de la ¨libertad¨ globalizada que iniciaron Reagan y Thatcher y que continúa, a
pesar del desastre económico y social que trajo, fue acompañada de una
permisividad total para los delitos cometidos por las elites financieras y
políticas y un enorme endurecimiento penal para los delincuentes de poca monta,
hacia los que se desvió el castigo, la indignación moral y el espíritu de
venganza. Proliferaron las cárceles y se llenaron de lo que las elites
llamarían pobres diablos, mientras que a los cometían timos, estafas, despojos y
fraudes en escala nacional y mundial se les premiaba porque proporcionaban la
apariencia de una riqueza y prosperidad sin fin y servían de modelo de
triunfadores.
Ese sistema de premio a la inmoralidad y
castigo a la pobreza se estableció con la connivencia de las elites políticas,
de izquierda, derecha y centro, con el apoyo intelectual de los ¨expertos¨ y en
colusión con los que debieran haber ofrecido orientación espiritual pero, desde
su posición de elites religiosas, prefirieron ser cómplices de lo que se estaba
haciendo.
Julio de 2012
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