La falsa superioridad de las elites


Teresa Barro
La idea de que las elites tienen superioridad innata sobre los demás fue inculcada con ayuda de las iglesias y de los que explotaron creencias religiosas. Las elites estarían formadas por aquellos que ya lo habían merecido en vidas pasadas o por los que Dios había elegido para que gobernasen el mundo en su nombre. Así se acabó creyendo que las elites estaban integradas por los más competentes, inteligentes y buenos y que había que tratarlas con la deferencia, el respeto y la admiración que merecían por su origen casi divino.
Esa idea de que las elites son mejores que los demás sigue tan viva como antes, aun entre los que no tienen creencias religiosas o quizá más aún entre ellos. Parece como si a las elites se debiese todo lo que de bueno se hizo en el mundo. Pero los grandes creadores, los grandes artistas, los grandes músicos, los grandes pensadores y todos los que trajeron evolución y adelanto no salieron, ni podrían salir, de las elites. Las elites viven ensimismadas y sin entender el mundo, porque a lo que aspiran es vivir en un nivel en el que nada las roce, y no producen nada. Viven, intelectual, política y económicamente, de lo que producen los demás.
Junio de 2012

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