El derecho a decir que no

Teresa Barro

No podrá hablarse de sistemas democráticos mientras no se reconozca el derecho al voto que indique disconformidad con la elección que se ofrece. Lo que ahora se presenta como elección democrática viene siendo como tener que entrar en una tienda en la que haya que comprar, aunque no se quiera, uno de los dos o tres productos que se vendan, todos iguales y de la misma marca aunque lleven distinto nombre.

Abstenerse de votar no sirve, porque es demasiado fácil interpretar esa abstención como indiferencia o ignorancia. El derecho a expresar el disgusto y la falta de confianza que despiertan los que se presentan como candidatos tendría que estar reconocido en un voto que manifieste con claridad ese juicio. El hecho de que no lo haya, y de que esa posibilidad asuste a los que manejan la política, demuestra que lo que hay es tiranía disfrazada de democracia.

Abril de 2012

Comentarios

  1. Por fin alguien se atreve a decir que estamos en una tiranía disfrazada de democracia, en lo grande y en lo pequeño, en las pequeñas empresas y en los grandes estados, en las familias y en las coaliciones económicas, también disfrazadas de fraternidad. Gracias por el post.

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