Partidos políticos pagados

Ha llegado a parecer lo más natural del mundo que los partidos políticos que se presentan a elecciones reciban dinero de donantes. ¿Es posible creer que los que donan el dinero no piden nada a cambio? ¿Puede consentirse que se siga presentando como democrático un sistema en el que los ricos y los que aspiran a hacer grandes negocios con la ayuda de los políticos compren el gobierno de las naciones? En cualquier otra actividad eso se llamaría corrupción. Se promociona a los partidos políticos como se promocionaría un artículo de venta al público. Lo único que queda de apariencia de democracia es el derecho al voto, y sólo se puede elegir entre dos o tres firmas comerciales que llevan el nombre de partidos políticos.

Para que funcione la democracia habría que decidir cómo tendrían que funcionar los partidos políticos. La primera regla sería la de que funcionasen con sencillez. Lo que se ha hecho en estas últimas décadas ha sido complicar todo al máximo. La sencillez requiere tener muy claro lo que se quiere y lo que no se quiere. Lo que se quiere de los partidos políticos es que gobiernen bien. Para gobernar bien es preciso contar con personas honradas e inteligentes. Que los gobernantes sean guapos, atléticos, vistan bien o sepan hablar mucho sin llegar nunca al fondo no sirve para nada. Los asesores de imagen sobran y no debieran estar permitidos. Y las campañas para las elecciones tampoco.

Cada partido político debería explicar por escrito y bien lo que se propone hacer, por qué y cómo, para que puede cotejarse lo que han dicho con lo que hacen en el gobierno. Y si no hacen lo que dijeron, tendrían que se juzgados como se juzga a cualquiera que consiga un cargo o un cometido mintiendo, como estafadores que merecen descrédito y castigo. Hay que apartar a la política de la pompa, el oropel y la hojarasca y hacer que se concentre en su objetivo primordial, que tendría que ser el buen gobierno. Y lo primero para eso es que no se pueda comprar.

Teresa Barro

Octubre de 2011

Comentarios

  1. "Para que funcione la democracia habría que...", (título de un libro muy largo, Teresa...). Gracias - Besos!

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