Los grandes criminales de la historia

Teresa Barro

Podrá empezarse a creer que instituciones como el Tribunal de La Haya funcionan bien cuando se muestren inclinadas a juzgar a los que ganan las guerras y no sólo a los que las pierden. Lo que hemos visto en estas últimas décadas de guerras tras guerras que ni siquiera se declaran es que muchas las empezaron políticos encumbrados que no querían perder su lucido puesto de mando y buscaban la popularidad que habían perdido con sus mentiras. Esos políticos encuentran siempre cómplices, porque la guerra conviene mucho al tráfico de armas, uno de los negocios que da más dinero, junto con la prostitución y la droga.


 

A todo político que provoque una guerra o entre en ella aprovechando que otros están dispuestos a iniciarla debería estarle prohibido presentarse después a elecciones. A esos políticos que arman guerras es a los que el Tribunal de La Haya tendría que juzgar, las ganen o las pierdan. Lo otro fomenta un sistema en el que se sigue juzgando con severidad y aplicando la máxima pena al bando que pierde, y se deja libres y se aplaude a los que cometen grandes crímenes contra la humanidad. Y se fomenta la idea de que los que ganan las guerras lo hacen con la ayuda divina y tienen la razón de su parte.


 

Si Hitler hubiese ganado la guerra estaría en los altares y habría pasado a la historia como el santo y el héroe que había librado a Europa y al mundo entero de los grandes males que hubieran ocurrido sin su intervención. Otros de su tiempo merecían el título de grandes criminales, tanto o más que él, pero, como quedaron entre los vencedores, todo se les perdonó.


 

Estas guerras de ahora contra unos tiranos que se descubre de pronto que lo son, aunque su tiranía y sus abusos hayan sido protegidos por todos y aunque todos se hayan enriquecido vendiéndoles armas, son un crimen contra la humanidad y así tendrían que titularse, en vez de dejar que se manipule la información y se presenten como guerras humanitarias.

Abril de 2011

Comentarios