Hacen falta mujeres solteras


 

Teresa Barro


 

    El sistema patriarcal que desde tiempos inmemoriales rige casi todas las sociedades hizo imposible que la mujer tuviese otro afán que no fuese la familia. Si ahora se deja que haga otras cosas es además de la familia, no sin ésta. La única aspiración realizable que puede tener la mujer es la de adquirir un mínimo de influencia y aceptación social a través de los hombres. Una de las consecuencias de ese terrible ahogamiento de las posibilidades de la mujer es que lo femenino sólo puede manifestarse de forma indirecta, enturbiada y falseada


 

    Las mujeres nunca tuvieron libertad y siguen sin tenerla. La presión a que se las somete para que centren su vida en tener pareja e hijos es fortísima e ininterrumpida, y eso hace que no puedan dedicarse de lleno a otras tareas y que ni siquiera lo intenten la mayoría de las veces, por saber que ese camino está cortado para ellas.


 

    No es sólo que las mujeres necesiten saber, para descubrir sus propias posibilidades, lo que es dedicarse en cuerpo y alma a otras tareas que no sean la familia y la maternidad. El mundo necesita que haya mujeres que puedan concentrarse de verdad en lo que hacen sin tener que imitar a los hombres ni depender de ellos y sin estar divididas como lo están ahora, teniendo que atender a todo a la vez, al trabajo y a los hijos, y sin atender a nada con la intensidad precisa. Es esa intensidad femenina lo que falta por completo, y eso lo empobrece todo, incluida la familia, que no funciona precisamente porque muchas mujeres querrían dedicarse a otros cometidos pero no pueden; se ridiculizarían sus aspiraciones y tendrían que vivir humilladas y con el estigma del fracaso por no haber cumplido lo que se entiende como su destino natural.


 

     Lo cierto es que la familia nunca podrá funcionar bien dentro del patriarcado. Para que haya mujeres que creen y mantengan familias que valgan la pena tendrá que haber mujeres que se sientan con plena libertad para ir por otros caminos y cumplir su "destino femenino" fuera de los vínculos familiares y de la maternidad.


 

    El sistema patriarcal hace que la mujer tenga que depender del hombre para todo y que, por lo tanto, se valga de él si puede para triunfar. Esto causa un malestar infinito en toda la sociedad. Una buena manera de combatir esas absurdas maneras de hacer, pensar y sentir que tanto arraigó el patriarcado es que haya mujeres que puedan dedicarse con libertad e intensidad a trabajos y quehaceres interesantes y exigentes. El sistema patriarcal dictó que la mujer no puede ser feliz sin pareja e hijos. Pero ni la pareja ni los hijos parecen haber traído la felicidad prometida. Habría que conseguir que se aceptase que lo que más necesita la sociedad humana son mujeres solas e independientes que sepan mostrar la fuerza femenina tal como debiera ser.


 

Noviembre de 2009

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