Democracia
Teresa Barro En estos momentos en que se está viendo que las ideologías políticas del siglo pasado funcionaron mal y que aquel comunismo y capitalismo que tan opuestos parecían tuvieron resultados muy parecidos, los políticos deberían dejar de invocar doctrinas que más que a política suenan a religión y de apoyarse en nombres y catecismos. República, democracia, libertad e independencia pueden no significar nada y quedar solo en títulos de libros que no se escriben o que, cuando se escriben, son todo lo contrario de lo que el título hacía suponer. Instaurar y mantener una democracia es muy difícil y lo será siempre, sobre todo cuando lo que rige aún es la creencia en la superioridad e inferioridad innatas, en el derecho a imponer ¨la verdad¨ o ¨lo mejor¨ y en el deber de acallar y anular a los demás. Para que la democracia funcione hay que creer en la dinámica de la diferencia y en que siempre hay algo que aprender de lo nuevo y de los que no piensan como uno.