El estado del mundo
Teresa Barro Lo que ocurrió en estas últimas décadas fue que se instituyó la idolatría del dinero y se consiguió que todo lo demás desapareciese. Se hizo creer que el que algunos tuviesen toda la libertad posible para hacer dinero, aunque fuese atropellando y robando, sería bueno para todos, porque eso daría riqueza a las naciones y al mundo entero. Tal vez pueda hablarse de creación de riqueza cuando se trata de emprendedores capaces de sacrificar su propio dinero y de trabajar duro para hacer realidad una visión, pero no cuando se trata de manipuladores de las finanzas que juegan con el dinero de los demás y sólo aspiran a acumularlo para ellos mismos. Esas gentes a las que se dio plena libertad para hacer lo que quisiesen no produjeron nada de provecho y hundieron la economía de las naciones y la economía mundial. Lo único que hacen es mover el dinero de un lado a otro para ¨maximizar¨ las ganancias sea como sea y pase lo que pase. En nombre de una libertad de mercado