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Mostrando entradas de abril, 2014

Españolismo, centralismo y nacionalismo

Teresa Barro La discusión entre ¨españolistas¨ y ¨nacionalistas¨ rara vez o nunca se plantea con serenidad. Los españolistas se ven a sí mismos como patriotas frente a los que atentan contra la patria, e interpretan como desacato imperdonable la actitud de los que se atreven a pensar siquiera   en separarse del tronco común. La   llamada unificación de España que iniciaron los reyes católicos fue, más que unificación, una centralización despiadada con fines de latrocinio y despojo, que facilitó el maltrato de todo lo que no fuese ese centro. Se hizo con   la mala voluntad y el despotismo que resalta en toda la historia que siguió a ese reinado y, en vez de unir, separó, porque las uniones que no se quieren ni aprecian no unen, sino que dividen. Con el tiempo el centralismo se institucionalizó y se hizo permanente, pero, así como en otras naciones de Europa pudo haber tenido ventajas y ayudado a crear la idea de nación, en España nunca la creó. España, a pesar de la retóric

El poder de la Iglesia en España

Teresa Barro Lo único que explica la casi incomprensible historia de España a partir de los reyes ¨católicos¨ es el poder inconmensurable que adquirió la iglesia católica cuando eligió dejar de lado las creencias religiosas para actuar como una fuerza política todopoderosa a la que nadie se pudo oponer desde entonces. La iglesia no impuso una religión, sino una ideología que sigue imperando aún ahora. La falta de personalidad política de España, el que no sepa apreciar ni defender lo que tiene, la credulidad y el papanatismo, el que se crea superior y ¨elegida¨ aunque el choque con la realidad le cree una especie de complejo de inferioridad que se le cura en cuanto parece que   las cosas van a ir bien, el que no sepa lo que quiere y la incapacidad de entender que la política es un asunto práctico y no ¨religioso¨,   se debe a esa ideología que insertó la Iglesia en la mente y el sentir de los habitantes de España y los lleva a no querer pensar ni decidir y a dejar todo en mano

¿Reforma de la Unión Europea?

Teresa Barro En estos momentos sólo está dispuesta a encauzar el sentimiento antieuropeísta la derecha política no convencional. La izquierda en general se niega a hacerlo y todo lo más propone   reforma de la institución. Esa derecha antieuropeísta no es del todo sincera en sus tácticas y, para lograr seguidores, centra su protesta en la libertad de movimiento dentro de la Unión y, por tanto, en la emigración, tema que a lo largo de la historia del mundo sirvió para evadir cuestiones internas y fundamentales echando la culpa de los males a los de fuera o a los de otra raza u otra religión. La izquierda europea, con su actitud ¨religiosa¨ hacia la política, se las da de buena y santa, pero tiene tantas elites como la derecha y más bien parece desde hace ya tiempo que lo único que le interesa es jugar a la política y hacerse con el poder cuando toca en el reparto. Frente al desastre de la Unión Europea lo único que propone, sin mucho entusiasmo, es ¨reforma¨ y todo lo más, cuando s