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Mostrando entradas de mayo, 2013

La picaresca nació con la Inquisición

Teresa Barro El sistema de modo de vida y gobierno de España que se impuso con la Inquisición se adentró de tal forma que ya no cambió en todos los siglos que siguieron a los reyes católicos. La mente y el sentir de los habitantes del país estaba sometida y no se conocía otra cosa. Ese sistema que se impuso en nombre de la religión no alentó lo bueno y lo útil para el país, sino lo malo y lo inepto. El trabajo honrado, la competencia y el saber llevaron durante tanto tiempo a la humillación, la miseria, el calabozo, la tortura y la muerte que, pasados los años, ya no hubo que perseguirlos. Se sabía que para alcanzar los puestos de mando había que demostrar desprecio al trabajo, incompetencia e ignorancia. El miedo constante y profundo, la falta de información y la mala formación intelectual hicieron que surgiese la admiración al ¨listo¨ que sabía aprovecharse de la situación y el desprecio al ¨tonto¨ que no conseguía nada. La mala calidad que implantó ese sistema de valores

La España desfasada por la censura

Teresa Barro La censura que se estableció en España con la Inquisición trajo muy pronto falta de aliento y mediocridad. La creatividad quedó ahogada. A partir de los reyes católicos imperaron en el país la asfixia y el miedo, la desmoralización y el desaliento El descubrimiento del Nuevo Mundo tendría que haber estimulado la imaginación y la iniciativa,  y haber facilitado la expansión física y psíquica de España. Pero aquel mundo recién descubierto pasó a formar parte del prohibido ¨extranjero¨ y no se le dejó entrar en la casa cerrada en que se convirtió el país. España acabó creyendo que el mundo de fuera no era más que un reflejo del suyo, perdió la capacidad de entender nada que no fuese su propio sistema y quedó desfasada. No hubo ánimo ni posibilidad de incorporarse a las corrientes que entraban en otros lugares y todo empezó a llegar tarde y mal: el Renacimiento no tuvo brillo, el Romanticismo fue mustio y mediocre y las Luces no iluminaron ni ilustraron. Siglo tras s