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Mostrando entradas de abril, 2012

¿Es el consenso deseable o tiránico?

Dar valor a la oposición y cultivar la diferencia de opinión o de visión es esencial para evitar la tiranía, sea familiar, social, política o económica.  La familia en la que sólo cuenta la opinión y los deseos de uno es una familia tiránica. Y los sistemas políticos que funcionan sin oposición son también tiránicos. Dentro de las llamadas democracias se tiende cada vez más a presentar el consenso como más civilizado y deseable que la oposición. Pero el consenso se logra en general imponiendo las opiniones y los deseos de los más fuertes, no de los más sabios ni de los mejor intencionados. El cultivo y fomento de la oposición en todas las esferas es necesario para alcanzar amplitud de visión y actuar con inteligencia. La falta de oposición propicia la tiranía. Nadie debería votar a un partido político que no haya mantenido una fuerte y certera oposición, porque no haberlo hecho prueba incapacidad para gobernar y desprecio por la democracia. Teresa Barro Abril de 2012

Desigualdad salarial

¿Es lógico y aceptable que, al tiempo que se deja en la ruina a casi todo el mundo y se permite que el trabajo escasee y desaparezca cada vez más, haya quienes cobran salarios escandalosos en las grandes instituciones que hundieron la economía o colaboraron en ese hundimiento? Es dogma del sistema de la tiranía económica que hay que alentar a los que valen mucho y remunerarlos en consecuencia para que no se vayan. Dado lo mal que lo hicieron, casi habría que pagarles para que se fueran. Está claro que todo es un juego entre ellos de a ver quién gana más, y que nada de lo que debiera importarles les importa. Los emprendedores de verdad puede que hagan dinero, pero se exponen y no reciben salarios. Estos de ahora quieren gozar de la protección salarial pero sin emprender nada ni arriesgar nada, y a eso le llaman libertad de mercado. Nadie que esté asalariado debiera poder recibir un salario muchísimo mayor que el de los demás.    Teresa Barro Abril de 2012

Tiranías

No debiera permitirse que la tiranía rija la sociedad. Sin embargo, la ha regido casi siempre. Siempre se encontró alguna justificación para hacerse rico esclavizando a los demás: que así lo querían los dioses, que así lo disponía el orden natural o, ahora, que así lo manda una economía convertida en ídolo que exige sacrificios humanos. La tiranía del dinero que se impuso en estas últimas décadas se propuso, como todas las tiranías, crear un mundo de esclavos y amos absolutos de todo. En algunos imperios de la historia por lo menos se creó riqueza y adelanto, aunque fuese con esclavos. En el imperio y la tiranía del dinero de ahora, los tiranos acumularon dinero para ellos y hundieron la economía de las naciones. Teresa Barro Abril de 2012

El dogma de la privatización

Teresa Barro El dogma de la privatización sirvió para que, con toda clase de sobornos y malas prácticas, pasase a manos de unos cuantos lo que pertenecía a las naciones, es decir, lo que se había adquirido con el dinero de los contribuyentes y era, por tanto propiedad de éstos, no de los políticos que lo vendieron. Los políticos no quieren plantear la cuestión de qué debería ser público y qué privado. Para plantearla hay que partir de la creencia en que la sociedad tiene el derecho de organizarse con inteligencia, y eso los dejaría sin los puestos que consiguieron. Las dos grandes ideologías políticas del siglo pasado, el comunismo y el capitalismo, en apariencia tan opuestas, hicieron lo mismo y tuvieron los mismos resultados. El comunismo favoreció lo público sobre lo privado y dejó que las elites se hiciesen con todo y empobreciesen a los demás. Y el capitalismo favorece lo privado sobre lo público para entregar todo también a las elites y dejar sin nada a los demás. Lo que care

El derecho a decir que no

Teresa Barro No podrá hablarse de sistemas democráticos mientras no se reconozca el derecho al voto que indique disconformidad con la elección que se ofrece. Lo que ahora se presenta como elección democrática viene siendo como tener que entrar en una tienda en la que haya que comprar, aunque no se quiera, uno de los dos o tres productos que se vendan, todos iguales y de la misma marca aunque lleven distinto nombre. Abstenerse de votar no sirve, porque es demasiado fácil interpretar esa abstención como indiferencia o ignorancia. El derecho a expresar el disgusto y la falta de confianza que despiertan los que se presentan como candidatos tendría que estar reconocido en un voto que manifieste con claridad ese juicio. El hecho de que no lo haya, y de que esa posibilidad asuste a los que manejan la política, demuestra que lo que hay es tiranía disfrazada de democracia. Abril de 2012

La tiranía de la ¨libertad¨

La ideología y práctica del mercado libre no se estableció con libertad. Se impuso a la fuerza, desmantelando todos los sistemas de protección mínima que pudiera haber e imposibilitando hacer carrera en las universidades, los medios de comunicación y los organismos de todo tipo si no se apoyaba el dogma. Se cortó toda posibilidad de no entrar en el juego. Se hizo imposible invertir los ahorros en nada que no fuese el Casino global, sesgado para que ganasen los ricos y los dispuestos a cometer fraude en gran escala y perdiesen los demás. El ¨seguro contra el riesgo¨ que tanto predican aplicado a las cosas más absurdas, no quieren que se aplique, al menos en el sector público, a los riesgos de la vida. Quieren acabar con toda forma de seguridad social porque atenta, según el dogma, a la libertad. Al parecer la sociedad no puede tener libertad para organizarse con un mínimo de lógica e inteligencia. El único gran avance social que se consiguió en muchos siglos, que fue el estado de biene