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Mostrando entradas de febrero, 2012

Los productos artificiales de la industria de la enseñanza

Teresa Barro La industria de los alimentos consiguió ganancias inmensas sustituyendo los alimentos naturales por productos artificiales. Hicieron desaparecer del mercado los alimentos de verdad para que sólo se pudiese elegir entre productos artificiales que ni siquiera había que cultivar, y se usaron argucias de todo tipo para que el público creyese que los alimentos naturales dañaban la salud y los artificiales eran más sanos. El resultado de esa sustitución de los alimentos auténticos por productos artificiales, que daban la sensación de llenar el estómago pero no alimentaban, fue la mala salud, física y mental, de los habitantes de los países adelantados, que antes la tenían mejor. La industria de la enseñanza está haciendo lo mismo. Para multiplicar la ganancia y el poder de las elites económicas, políticas, sociales y religiosas, se sustituye la adquisición de un buen conocimiento por la alimentación del cerebro con productos que no sólo no lo alimentan, sino que lo confunden

Enseñanza y formación

Teresa Barro Siempre se usaron las instituciones de enseñanza para ¨formar¨ a los jóvenes. A algunos para que se integrasen en las elites y las supiesen defender, y a otros para que no tuviesen demasiadas aspiraciones y dejasen el gobierno del mundo a esas elites. La enseñanza pasó a ser una industria en las últimas décadas y se usó para ¨formar¨ en los dogmas del autoritarismo económico y social y convertir a los jóvenes en gerentes o en peones. Dejar a las instituciones de enseñanza que se ocupen de ¨formar¨ a los jóvenes se presta demasiado a la manipulación social, política y emocional. La tarea de esas instituciones tendría que ser transmitir conocimiento y potenciar el intelecto. La ¨formación¨ que se pueda dar en las instituciones de enseñanza revierte en los padres y acaba influyendo en ellos tanto como en los hijos. Por eso es uno de los principales instrumentos de la sociedad autoritaria. Febrero de 2012

Política y economía

Teresa Barro Lo que se presenta como una enseñanza moderna, centrada en la utilidad y el futuro, es un sistema de control de la mente de los jóvenes que no les deja adquirir la formación intelectual precisa para entender el mundo en el que están. Que no se imparta el mínimo conocimiento de política ni de economía es la mejor prueba de que lo que menos se busca es la utilidad. La política y la economía de los países deberían seguirse y estudiarse con interés y pasión, como algo que repercute en la vida de todos y que todos tienen derecho a conocer y juzgar. El modo en que se gobiernan y administran los países tendría que considerarse un conocimiento tan esencial como el de saber leer y escribir. Sin eso, no es posible entender cómo funciona el mundo y se acaba achacando a los dioses lo que hacen los humanos. Cabe preguntar por qué no se fomenta ese conocimiento, que sería el más útil y básico de todos y el más imprescindible. Puede que sea porque, si la política y la economía dejase

Formación intelectual deficiente

Teresa Barro Se dice que hay que dar a los jóvenes una formación útil. Nunca estuvo muy claro lo que se entiende por útil, pero se supone que algunas materias son de lujo y no sirven para nada práctico y otras, en cambio, son más prácticas para el futuro de los jóvenes y de las naciones. Tampoco estuvo nunca muy claro para qué futuro, puesto que el futuro siempre trae algo imprevisible y cuando tratamos de imaginarlo nos equivocamos porque nos faltan elementos esenciales que aparecerán más adelante. Por lo tanto, lo único inteligente sería preparar a los jóvenes lo mejor posible para que puedan manejar una vida y un mundo siempre cambiantes. Las instituciones de enseñanza están a cargo de la formación intelectual de los jóvenes. Esa formación tendría que ayudarles a entender el mundo en el que se encuentran, y para eso será tan útil que conozcan la historia y geografía de ese mundo, la política, la economía y el conjunto de las artes y las ciencias como que aprendan a leer, escri