Viento de marzo

Teresa Barro La crisis económica tendría que haber llevado a reconocer los males que trajo dejar que el mercado se desbocase. Tendría que haber llevado a eliminar los instrumentos que se usaron para imponer esa política, uno de los cuales fueron las privatizaciones. No solo no se reconocieron esos males, sino que se continúa con la política de obligar a los países endeudados a privatizar y a poner en venta en el mercado internacional los bienes que se habían adquirido con el dinero de los contribuyentes. Quieren obligar a Grecia en estos momentos a privatizar los bienes públicos para que puedan hacerse con ellos otros países, entre los que destacan algunos de los más poderosos del llamado mundo occidental y de la Unión Europea y algunos otros comunistas-capitalistas. No es que la Unión Europea crea que con eso se va a salvar Grecia; se usará el dinero de los contribuyentes europeos para que no se hunda el euro y después se venderá a otros países lo que habían financiado los contribuyen

Teresa Barro La máxima autoridad de la iglesia anglicana acaba de manifestarse contra el gobierno actual de Inglaterra alegando que las políticas que está tratando de imponer crean pobreza y miedo. De inmediato respondió una de las autoridades de la iglesia católica en el país diciendo que el gobierno era bueno porque en su programa estaba la defensa de la familia. Se supone que la labor de toda iglesia que hable y actúe en nombre del cristianismo tendría que ser la de orientar basándose en los valores cristianos. Se puede estar de acuerdo o no con lo que dijo el arzobispo anglicano, pero por lo menos tuvo el valor de oponerse a políticas que no parecen tener en cuenta la dignidad humana, y eso en principio es lo que un cristiano debería hacer. Lo que no puede ser ejemplo de actuación cristiana es atenerse a un programa político-social regido por una ideología autoritaria. El Vaticano defiende la familia patriarcal porque es el mejor medio de imponer autoritarismo en el mundo. Ju

Teresa Barro   La historia de España es parecida a la de los demás países de Europa hasta que le cambiaron el rumbo los llamados ¨reyes católicos¨. Los que quisieran que España recuperase las glorias perdidas y un puesto de primera categoría en el mundo vuelven a ese punto de la historia en el que consideran que España emprendió el camino de la unidad y la grandeza territorial y espiritual. España se habría puesto en aquel momento al servicio de Dios con su religiosidad intensa y Dios la habría distinguido situándola entre los pueblos escogidos. Lo que se ha transmitido en España como historia de la nación es que los reyes católicos la unificaron y con eso la engrandecieron, que con ellos cobró importancia y construyó un imperio, y que el imperio español fue justo y benigno como ningún otro porque los españoles se mezclaron con los indígenas. Los países descubiertos y conquistados tendrían que estar agradecidos eternamente a ¨la madre patria¨ porque ella les dio la lengua y la religión

Teresa Barro   España es un país que no se entiende a sí mismo, hasta un punto pocas veces visto en la historia. Eso le da una fuerte propensión a imitar todo lo que hacen los demás sin preguntarse por qué. Es como si creyese que hay siempre una idea, una orden o un modo de hacer las cosas que viene dado y al que hay que apuntarse. Se apunta a las tendencias históricas como si fuesen modas y las acepta porque son lo que se lleva. No parece darse cuenta de que todo lo que ocurre en el mundo surge en algún momento en algún país. No parece entender el proceso por el que nace y se crea lo que se piensa y acontece. ¿A qué podrá deberse esa extraña actitud, tan infantil en el fondo, en un país que por edad debiera ser maduro? Suele ocurrir esa falta de entendimiento de la realidad, tanto en personas como en países, cuando se oculta o se niega la propia historia o algún capítulo de ella que desazona y no se quiere analizar . Esto tiene graves consecuencias porque crea mala salud mental y emoc